EL PESO DE UN NOMBRE

Este año representó un reto para muchos empresarios, filántropos, personalidades reconocidas del mundo e incluso marcas comerciales, que vieron afectado el valor de su nombre. Por ejemplo, Jeff Bezos, el hombre más rico del mundo, dueño de Amazon, pasó de un valor de $59.8 millones de dólares en 2019 a $200 billones en 2020; por su parte, el gigante tecnológico Apple, sufrió una pérdida del 21% de su valor comparado con el 2019.

Ahora, ¿cómo se determina ese valor? Organizaciones internacionales se dan a la tarea de evaluar aspectos principalmente relacionados con su contribución al empleo, su valor futuro en el mercado y en muchos casos, este valor se ve mermado por una mala decisión financiera o hasta personal.

En este mundo, el valor que se le atribuye a una persona, organización o hasta a un país, está determinado enteramente por su reputación pasada, presente y futura.

Pero, en un ejercicio meramente especulativo, ¿qué valor se le otorgaría al nombre del Hijo de Dios? ¿Qué aspectos deberíamos considerar para dicha valuación? ¿Bajo qué términos sería apropiado someterlo?

Antes de comenzar, quiero afirmar de forma contundente que no existe un nombre más valioso, en ningún momento de la historia, bajo cualquier grupo de variables, que el Nombre del  Hijo de Dios.

Sabemos que la segunda Persona de la Divina Trinidad es reconocida con distintos nombres o apelativos, y todos poseen una relevancia efectiva: Jesús, porque salvará al pueblo de sus pecados (Mt. 1:21); Maestro, como era llamado por amigos y detractores; El Cristo (Mt. 16:16), el Hijo de Dios (Mt. 3.17). Pero para efectos de este escenario, quiero que nos concentremos en el nombre Emanuel, que se profetiza en Isaías 7 y se cumple en Mateo 1.

EMANUEL EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

¿Sería correcto decir que si Emanuel se traduce como “Dios con nosotros”, este significado puede ser válido antes de la manifestación de Jesús en el primer siglo?

La respuesta es sí. Jesús siempre ha existido en comunión perfecta con el Padre y con el Espíritu Santo, como lo vemos en Génesis 1. Por otro lado, algunos comentaristas afirman qué hay más de 300 profecías que apuntan a Jesús y se cumplieron en su vida terrenal (Isaías 7 sobre su nacimiento, Isaías 61 sobre su ministerio, Salmos 22 sobre su muerte).

HAY MÁS DE 300 PROFECÍAS QUE APUNTAN A JESÚS QUE TUVIERON SU CUMPLIMIENTO EN SU PRIMERA VENIDA


En Juan 5:46, Jesús mismo afirmó frente a los líderes religiosos que el Antiguo Testamento hablaba de Él; más tarde, en las apariciones tras su resurrección, en el camino a Emaús, Él mismo declaró que desde Moisés y pasando por todos los profetas, que las Escrituras hablaban de Él.

emanuel en el nuevo testamento

Los Evangelios son quizá, la prueba más contundente de que el nombre Emanuel es cierto, ya que nos permiten ver de forma clara y transparente dos cosas: el cumplimiento de todo el Antiguo Testamento y por otro lado, la obra consumada de su inserción en la historia con un propósito determinado: salvar al mundo de sus pecados.

La razón principal que terminó en la muerte de Jesús en la cruz tiene que ver menos con su auto proclamación como el Mesías y mucho más con el hecho de que esa afirmación era cierta, ya que frente a aliados y detractores, Jesús demostró que es Dios. Algunas evidencias para considerar son: la voz audible del Padre en Su bautismo, el echar fuera demonios, el sanar enfermos, conocer los pensamientos y las intenciones de los hombres, la resurrección de Lázaro y la hija de Jairo, su propia resurrección, su manifestación glorificada ante los discípulos, entre muchos otros.

La razón principal que terminó en la muerte de Jesús en la cruz tiene que ver menos con su auto proclamación como el Mesías y mucho más con el hecho de que esa afirmación era cierta, ya que frente a aliados y detractores, Jesús demostró que es Dios.

Además, historiadores como Josefo, se dieron a la tarea de recabar estos mismos recuentos y validar lo que las Escrituras ya habían sostenido. Eso sin contar nuevas evidencias históricas, entre lugares, personas y hechos, que afirman, de nuevo que Dios habitó entre nosotros.

emanuel hacia el futuro

Para que este ejercicio emule el proceso de valoración actual, uno de los aspectos esenciales a considerar es el valor futuro, la contribución que se espera de una persona o compañía. En nuestro caso, ¿qué evidencias podríamos considerar para estimar la contribución futura de Jesús como Emanuel?

Gran parte de su ministerio se trató de anunciar la llegada del Reino de Dios y presentarse a Sí mismo como la única forma de llegar al Padre, de alcanzar el perdón de pecados y disfrutar de la vida eterna.

Jesús dijo que el Padre lo envió a dar vida eterna (Jn. 3:16); Jesús mismo da vida eterna (Jn. 10:28-30); es necesario creer en el Hijo para recibir vida eterna (Jn. 3:36); todo el que sacrifique su vida por Jesús tiene vida eterna (Mr. 10:29-30); antes de Su captura, Jesús oró al Padre para declarar que conocer a Dios es el único camino a la vida eterna (Jn. 17).

En Mateo 28, antes de ascender, Jesús hace una declaración espectacular: “He aquí yo estoy con vosotros todos los días y hasta el fin del mundo”. Esta sola afirmación le otorga al Hijo de Dios una valor incomprensible, ya no es Dios como anticipación, ya no es Dios en un momento específico de la historia, es Dios con nosotros, ¡para siempre!

el verdadero valor de emanuel

Hemos considerado todos los argumentos posibles bajo los estándares actuales para otorgarle un valor al hecho de que Jesús sea llamado “Emanuel”. Pero el verdadero valor de Cristo, como la manifestación humana de Dios, está en lo que logró en nuestro favor.

Todas las evidencias apuntan a que Él es quien dice ser y que en Él habita toda la plenitud divina, pero si su inserción voluntaria en este mundo, no terminara para siempre con el mal y no nos otorgara el perdón de nuestro pecado, entonces todo se vendría abajo.

El nombre Emanuel dice 2 verdades contundentes: que Él es Dios y que desde la eternidad y hasta la eternidad, Él planeó rescatar, de nuevo, al hombre que creo.

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