CONVERSACIONES CON EL VIEJO HOMBRE III

A veces es difícil distinguir entre la dignidad que poseemos como seres humanos y la sobre valoración que tenemos de nosotros mismos; a veces es difícil no sentir que valemos poco o nada por la forma en la que nos han tratado e incluso llegar a pensar que merecemos todo lo que nos pasa. La lucha de hoy es convencernos de que somos suficientes, pero ¿es eso totalmente cierto?

Con esta duda en mi cabeza, enfrenté de nuevo a mi viejo hombre, a quién no le importa si tengo mucha autoestima o si me valoro poco, la clave para hacerme volver atrás es que me concentre en mí.

SOBRE LA AUTOSUFICIENCIA

¿Qué haces aquí? ¿Vienes a burlarte de cómo me siento? Estoy en medio de un ataque de ansiedad, ni siquiera sé si voy a poder soportar tus continuos ataques o si voy terminar rindiéndome a lo que sea que tengas que decir.

Sé que me entiendes bien, y eso es justo lo que me preocupa. Cuando era tú, solía llorar noches enteras, me alejaba de mis amigos y mi familia porque “no entendían” lo que me pasaba, renegaba de Dios y su aparente silencio. Lo triste es que hoy me siento así, otra vez.

¿Estás tratando de animarme? Mmm, eso me parece sospechoso, muy poco convencional de tu parte. Normalmente tiendes a llevarme a lo más oscuro de mi corazón, recordándome quién solía ser, tratando de convencerme de que no tengo remedio, afirmando que mi fe no alcanza para salvarme de mí mismo.

Ahora estás tratando de cambiar tu discurso de siempre. Ahora dices que soy suficiente, que he trabajado muy duro para llegar a donde estoy, que he peleado muchas batallas y en la mayoría he salido triunfante. Intentas halagarme con estos bonitos adjetivos: fuerte, inteligente, determinado, persistente, un hombre digno de admirar porque teniendo mucho en contra, hoy se levanta orgulloso.

¿En serio quieres que grite tres veces frente al espejo “eres suficiente”? Por lo menos podrías haber sugerido subir un mensaje a mi Facebook o una foto en mi Instagram para que otros me dijeran lo mucho que valgo y lo increíble que soy. Se te acaban las ideas, pero bueno, por eso eres el viejo hombre.

Tienes razón en subestimarme, ya he caído antes en tus mentiras y engaños, pero quiero recordarte algo: no soy un nuevo hombre por mis méritos, soy un nuevo hombre porque alguien más con la autoridad, fortaleza, poder y dominio de mi corazón decidió elegirme. No soy especial, nada de lo que haga en esta tierra tiene peso alguno si la atención está sobre mí, y no sobre Dios.

No, te equivocas, no estoy negando mi dignidad o mi carácter, pero ambas cosas me fueron regaladas por gracia; tampoco estoy negando mis dones o mis capacidades, pero me fueron entregadas. Lo que estoy diciendo, y lo realmente importante, es que yo no soy suficiente… Cristo lo es.

“Porque por gracia ustedes han sido salvados por medio de la fe, y esto no procede de ustedes, sino que es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura Suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas”. Ef. 2:8-10

Deja un comentario